MI EXPERIENCIA EN UN VOLUNTARIADO.
Debido a la entrada anterior,
en la que hablé de inclusión; quiero aportar mi experiencia en un voluntariado,
que realice el año pasado, gracias a la asignatura de Sociología. Dicha
aportación fue publicada en la revista digital de la UCLM.
Mi voluntariado ha sido en
AFANNES, una asociación sin animo de lucro cuyo objetivo es atender a los niños
y niñas con necesidades educativas especiales. He realizado el voluntariado
durante dos meses, en un aula de adolescentes que comprende las edades de 12 a
17 años, durante las 18:15 hasta las 19:45.
Mi función en el aula ha sido
ayudar a estas personas a que se comunicaran mejor y ha realizar las tareas que
los coordinadores les encomendaban ese día. La mayoría de los días, su función
era comprar y realizar la merienda por equipos, cuyo objetivo final era
merendar todos juntos y fomentar el trabajo en equipo, la colaboración, la
comunicación y la cooperación.
Tanto Ángela, mi compañera, como
yo, ayudábamos a estos niños y niñas ha comprar la merienda, el pan, los zumos,
el embutido, y luego ha hacer a los bocadillos. Otros días bajaban a la
cafetería y cada uno pedía un bocadillo.
Durante la merienda hablábamos de
los problemas que tenían a lo largo de la semana, tanto en el colegio, como en
casa, o tanto los problemas que tienen entre los miembros de AFANNES. En
ocasiones hemos realizado juegos, en los que ayudaban a que los niños y niñas
comprendieran que no había que reírse de los demás.
También durante la sesión,
hablaban de lo que iban a realizar el viernes, ya que los viernes hacen salidas
y excursiones. Cada uno daba su punto de vista de si les gusta o no, y de cómo
se iban a organizar.
Una experiencia que llamo mi
atención fue, cuando Javi, un niño de AFANNES, se reía de Álvaro por su
dificultad en el habla. Para corregir esto y que este niño dejará de reírse de
Álvaro; Ruth la coordinadora de este grupo, utilizó un programa de Internet, en
el que a Javi se le distorsionaba su voz. A continuación, Ruth puso el audio, y
todos comenzamos a reírnos, y preguntamos a Javi que como se sentía. Él contestó
que muy mal y que no quería que nos riéramos de él; entonces Ruth le dio a
entender que es lo mismo que él hace con Álvaro, y que al igual que a él, no le
gusta, a Álvaro tampoco, y que no debería de reírse más de ningún niño.

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